sábado, 14 de mayo de 2011

¿Ponemos suficiente picante en nuestras vidas?

Las guindillas seguramente no gozan de muy buena prensa. Especialmente entre las mujeres. A los hombres sí les suele gustar presumir de duros aguantando el ardor cáustico de la guindilla en la boca.

Es cierto que es duro comerla pero ¿pensáis que merece la pena?
Los médicos tienen mucho respeto por este alimento, debido a varios factores:

Lo cierto es que mata la flora patógena del estómago y así restablece la mucosidad estomacal, sustituyendo la temida úlcera por un estómago como nuevo.

Es el principal candidato para proporcionar los nuevos compuestos para combatir el cáncer, tras recientes investigaciones que indican que el principio activo que nos produce el ardor influye en la energética de las mitocondrias de las células cancerígenas.

Mata los microbios, dilata colosalmente los vasos sanguíneos,  se emplea  contra la calvicie...
    Si ya os habéis decidido a probar, os interesará saber cómo eliminar ese ardor volcánico en la boca. Con los líquidos que solimos tomar inmediatamente abrimos más aún los receptores térmicos, habilitando una mayor superficie para que las sustancias ardientes actúen. En vez de darse a la bebida, es mejor tomar algo sólido. El pan puede ser un buen antídoto.

    Una sugerencia: la receta de una famosa salsa mejicana que se puede comer casi con todo. Puede ser un buen aliño para patatas, arrozes, pastas, ensaladas...


    Hay que triturar 1/2 kg de tomates
    Luego añadir picado: una cebolleta, unas guindillas, un aguacate y un poco de albahaca. Voilà.

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